HATHA YOGA
El más practicado en occidente es el Hatha Yoga. Este estilo se vale del cuerpo físico como vía de unión y autoconocimiento, y se fundamenta en la práctica de ásanas (posturas) y pranayamas (técnicas de respiración).
Mediante las ásanas y el Pranayama se fortalece el cuerpo físico, se flexibiliza y se relaja, aquietándose la mente y liberando nuestras emociones…
El ásana busca el equilibrio de nuestras energías: Sthira-sukham, la firmeza y la flexibilidad, la fuerza y la sutileza, las energías masculina y la femenina… El Hatha Yoga equilibra desde las energías más físicas hasta las más sutiles, y eso nos trae múltiples beneficios.
Junto a la práctica de Ásanas, los Pranayamas se convierten en “el arte de respirar con conciencia”. La relación cuerpo – mente se da también a través de la respiración, así que ésta cobra mucha importancia dentro de la práctica de Yoga. Todo está conectado en nuestro ser, por eso se dice que la respiración es un puente entre los diferentes cuerpos, pudiendo utilizarse para conectar los estados más burdos con los más sutiles.
En el Hatha Yoga no se trata de hacer “posturas imposibles”. El Yoga se adapta a la persona y a sus circunstancias, modificando la postura, adaptándola a cada practicante y usando los soportes adecuados para ayudar en la ejecución de la misma.
Se trata de estar en el cuerpo mediante una atención, una presencia y una conciencia testigo que te adentran en ti mismo y convierten la ejecución de las ásanas en una verdadera meditación a través del cuerpo.
El estar presente y darme cuenta de lo que está ocurriendo va desarrollando mi capacidad de escucha interna, a todos los niveles. Soy consciente de mi cuerpo, soy consciente de mi mente, soy consciente de mi espíritu. En el momento en el que entro en este mundo de las sensaciones, de las percepciones, estoy fuera del tumulto de los pensamientos, y me pongo en la presencia de mí mismo, más allá de mi mente mundana.